Lectio Divina

El hijo pródigo.
Imagen tomada de Internet.

ECO

“… cuando todavía estaba lejos, su padre lo vió y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.” Lucas 15, 1-3; 11-32

MEDITACIÓN

En estas frases hay toda una revelación, un retrato íntimo y nítido de Dios Padre. Las palabras no significan lo que quiero expresar: Él es el ofendido y se apresura a manifestar su amor inquebrantable y sin límites. Para el hijo que le despreció, le abandonó y derrochó su herencia, solo tiene gestos de ternura: corre hacia él, le abraza y le besa. En ese encuentro no hay reproches sino amor desbordado. ¡Y fue a encontrarle, cuando aún estaba lejos!
Quiero sumergir mi alma, bajo la acción del Santo Espíritu, en este Misterio de la Misericordia Divina, en los sentimientos si puedo decir así, del Padre de Jesús y mío.

ORACIÓN

Madre, Contigo digo: ¡Amén, amén! (A.E.C.)

Lecturas del día

Sábado II Semana de Cuaresma