“… porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.” Juan 2, 13-25
Recuerdo aquel versículo: “Tú me sondeas y me conoces”. Me pongo en la presencia del Señor. Él sabe de qué estoy hecha y también lo que hay dentro de mí. Pero así mismo, tiene poder para sanar mi interior de todo lo que no le agrade.
Este tiempo de Cuaresma es de purificación. Quiero vivirlo cara a Dios con rectitud de corazón y en el amor ya que éste sana y purifica. El amor cubre la muchedumbre de los pecados.
Cuando la mujer pecadora lloró sobre los pies del Señor, los enjugó con sus cabellos y los besó, mereció que Jesús dijera públicamente: se le ha perdonado mucho porque ha amado mucho.
Madre, enséñame a amarle. (A.E.C.)