Anunciación del Señor.
Arte: Jorge Rojas.
“Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo.” Lucas 1, 26-38
Estas palabras dichas por el Arcángel San Gabriel a la Santísima Virgen me sitúan ante tres realidades: la santidad de mi Madre Inmaculada desde su Concepción sin pecado original, la Presencia de Dios en Ella porque el pecado jamás la rozó y la permanencia de Ellos en mí por la gracia que me otorgan sin merecerla.
Ella Santa e Inmaculada, yo inmersa en mi realidad de pecado pero redimida por mi Salvador que me mereció el perdón y la amistad divina. Ante Ella, reconozco que Dios la inunda, la posee y Ella a su vez le adora y se da por completo. Yo, desde mi pequeñez, mi miseria y cortedad la admiro, la amo y la venero. Dios la posee y Ella le regala su substancia humana para que la Segunda Persona tome en Ella su Naturaleza humana por la acción Omnipotente del Espíritu. Y Dios también en mi, creatura pecadora, pero redimida por amor, me bendice con su Omnipotencia soberana.
Adoro al Dios de la Misericordia y le agradezco su amor. (A.E.C.)