Jesús Eucaristía.
Foto: Archivo.
“Dicho esto, volviéndose hacia atrás, vió a Jesús en pie; mas no conocía que fuese Jesús.” Juan 20, 11-18
María Magdalena vió a Nuestro Señor Jesucristo resucitado pero no supo que era Él. Yo también le veo con los ojos de la fe en la Divina Eucaristía pero me falta muchísimo para saberme en su Presencia adorable. María Magdalena confundió a Nuestro Señor con el que cuidaba el huerto, yo no me puedo quedar en la apariencia de pan y de vino. Creo que cuando están consagrados ya no son esas sustancias sino que son el Cuerpo y la Sangre de mi Salvador.
Cuando Él se dió a conocer, ella cayó a sus pies. Mi alma también debe caer rendida en su presencia soberana. Es el mismo ayer, hoy y siempre. La fe me lo entrega vivo, resucitado y glorioso pero oculto en los velos eucarísticos. Estoy ante el Mismo Jesús que adoró María Magdalena. Puedo tener con Él una relación de tú a Tú pero sin olvidar que es mi Dios, me ama infinitamente, nos ama a todos con ese amor que lo llevó a la total inmolación para salvarnos.
Madre, repite conmigo tu Magníficat: ¡Proclama mi alma tu Grandeza Señor! (A.E.C.)