“… no le creyeron” Marcos 16, 9-15
Los apóstoles no creyeron ni a María Magdalena ni a los discípulos de Emaús. Necesitaron que el Mismo Señor se les apareciera para que creyeran que estaba Vivo.
Yo tengo las evidencias de la fe; ellas son mi regalo más precioso. Creo que mi Redentor Vive y que si mis ojos corporales no le ven la fe me lo entrega más Vivo que yo misma. Con la vida, la palabra y mi actuación en general, tengo que proclamar este Misterio central de mi bendita fe. Me duele saber que muchísimos bautizados viven como si no creyeran en Él y le ofenden sin compasión. Yo quiero tomar en serio lo que ha hecho por mí y por todos y creer que cuando recibo la Divina Eucaristía entro en dichosa común unión con Él. Quiero acercarme al Sagrario y adorar a mi Jesús Resucitado con fe inquebrantable y profundo agradecimiento.
Perdona Señor nuestra falta de coherencia y entrega frente a todos tus Misterios principalmente el de tu Resurrección. (A.E.C.)