“Para que todo aquel que crea en Él, no perezca sino que logre la vida eterna.” Juan 3, 7b-15
Nuestro Señor me llama hoy a reflexionar sobre mi fe en Él. Sé que creo en Él y en todos los Misterios que me enseña mi Iglesia. Pero debo ejercitarme más y más en esta virtud y agradecerla sin cesar. La recibí por pura Bondad suya desde la cuna, por decirlo así; bendito sea el Señor. Pero eso no le ha sucedido a la gran mayoría de las personas. Debo ser agradecida con ese Dios en Quien creo y a Quien amo sobre todas las cosas por pura bondad, generosidad y predilección de su parte.
Repito la frase que lanzó a Jesús el padre del muchacho endemoniado: “Creo Señor, pero aumenta mi fe”. (Cfr. Mc. 9, 24) ¡Cuán feliz soy al creer, amar y esperar en mi Dios!; su Bondad me hace feliz y me abruma. No puedo acostumbrarme a este Don inapreciable. Necesito crecer, con la ayuda Divina en el celo apostólico y en el deseo inmenso de la salvación de muchísimos, muchísimos hijos de Dios.
¡Que así sea! (A.E.C.)