Milagro de los panes y los peces.
Imagen tomada de Internet.
“¿Qué es esto para tanta gente?” Juan 6, 1-15
Andrés preguntó esto desde su cálculo humano pero no sabía que Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, iba a realizar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Nada es imposible para Dios; con muy poco o con nada puede realizar grandes cosas.
Quiero entregarle mi ser entero, mis impotencias y debilidades, en fin, lo que soy en todo sentido para que haga lo que quiera; no tengo mas que darle. Quiero hacerlo con voluntad íntegra, veracidad y confianza plena; sé de Quién me he fiado. Recuerdo que a alguien preguntó Nuestro Señor: ¿Ya me lo diste todo? Y ante la respuesta afirmativa respondió Jesús: “aún no me has dado tus miserias”. Eso es lo que quiero presentar hoy a mi Dios. Es decir: lo bueno que Él me ha dado y lo negativo de mi pequeñez y fragilidad. Repito con San Ignacio: “Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro, disponed todo a vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que con ésta me basta”.