El Buen Pastor.
Imagen tomada de Internet.
“Yo soy el Buen pastor. El Buen Pastor da su Vida por sus ovejas”. Juan 10, 11-18
Nuestro Señor es el Buen Pastor por excelencia. Isaías se refiere a Él en el capítulo 40, 11: “Como Pastor pastorea su rebaño: recoge en brazos a los corderitos, en el seno los lleva y trata con cuidado a las paridas”.
Cuando Nuestro Señor nos dijo que el Buen Pastor da su vida por sus ovejas, lo hizo en sentido literal. ¿Qué es sino el Misterio de la Cruz y Muerte de Nuestro Redentor? Y en la Divina Eucaristía se nos sigue dando con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Imposible imaginar siquiera una entrega más absoluta. Lo que debo preguntarme es: Si la Generosidad y el Amor infinito de mi Salvador se manifiestan de esta manera, ¿mi actitud y mi obrar brotan de un amor fiel y generoso? ¿O me desentiendo como si mereciera lo que Él me da a manos llenas y sin merecer su donación total?
¡Madre ruega por todos nosotros tan ingratos! (A.E.C.)