El Amor de Cristo.
Arte: Del Parson.
“El precepto mío es: que os améis unos a otros como yo os he amado”. Juan 15, 12-17
El amor de Nuestro Señor Jesucristo lo llevó a dar su propia vida por nosotros. Y la medida de nuestro amor debe ser la suya, hasta morir en la Cruz como Él. Debo preguntarme: ¿yo muero por ellos? Quizás tengo esta realidad más cercana de lo que imagino. No tengo que buscar hermanos en África o en Japón, tampoco por la calle de la ciudad más cercana, del pueblo o vereda que tengo ante mí pero sí en mi propia Familia Religiosa o Comunidad. Este amor no tiene que ser correspondido. La falta de ello no modifica el supremo Mandamiento del Señor. Debo amar siempre y como Él ama, es decir hasta morir sino físicamente, si a mi amor propio, a mi capricho o terquedad, a mis gustos o preferencias. Debo preguntarme: ¿qué muerte padezco por mis hermanos y hermanas? En mi alma resuena: ¡… como yo…!
Señor Jesús, dame tu Santo Espíritu para que me transforme y ame en mí.
Madrecita, ayúdame, ora por mí y por todos. (A.E.C.)