Jesús y Simón Pedro.
Imagen tomada de Internet.
“Acabada la comida, dice Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas tú más que estos?” Juan 21, 1a; 15-19
Tras la respuesta afirmativa de Pedro, Jesús insiste en preguntarle si le ama. El apóstol se entristece y le responde que Él lo sabe todo y que por tanto, Él sabe que lo ama.
Aquí me corresponde escuchar en lo íntimo de mi ser: ¿Me amas, me amas más que…? Ante este examen definitivo y personal no tengo otra salida que responderle que Él sabe que lo amo pero que por favor ayude a la inconsistencia de mi amor y de mis obras. También tengo necesidad urgente de pedir al Espíritu Santo que me de su Mismo Amor para amarles a los Tres. Todo en mí tiene el signo de la limitación. Por eso vuelvo a la jaculatoria de una de mis tías paternas: “Suple Señor te ruego, todo lo que me falta, súplelo por mí”. Y reconozco que fue una cristiana fervorosa e íntegra. Me parece oírla repetir incansablemente: “Suple Señor te ruego, todo lo que me falta, súplelo por mí”. (A.E.C.)