Lectio Divina

ECO

“Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre””. Juan 19, 25-34

MEDITACIÓN

Es el momento supremo de la Pasión del Señor. Está a punto de morir para salvarnos; y en Juan nos regala a su Mamá la siempre Virgen María. Somos su posesión, somos de Ella. Somos su legado. Él murió por nosotros pero antes de expirar nos entregó a Ella.

Puedo decir y sentir: Madre, soy tuya, soy el legado que Él te dejó y Tú no haces las cosas a medias, eres de verdad mi madre y quieres que yo me porte contigo como la hija que soy. Qué alivio, qué paz, qué felicidad siento al poderte decir con toda verdad: ¡Madre! Madre de Jesús, el Salvador de todos y mío. Puedo orar convencida: María, Madre y Señora mía, soy tuya, muestra que eres mi Madre. Pero… sobra decir esto; siempre me has demostrado que me consideras tu hija porque lo soy. Digo entonces: ¡Gracias por ser mi Mamá!… ¡Amén! (A.E.C.)

Lecturas del día

Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia