Bartimeo, el ciego de Jericó.
Imagen tomada de Internet.
“Jesús le dijo: ¿Qué quieres que haga por tí?” Marcos 10, 46-52
Quiero tener la fe y la insistencia de Bartimeo para clamar a Nuestro Señor que me conceda verlo ahora por fe y luego por la visión beatífica. ¡Ver a Dios en cada circunstancia de mi vida! Verlo tras los velos eucarísticos, verlo en los demás, verlo allá muy dentro de mi ya que sé que me habita. Pero debo insistir una y otra vez en aquél: ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Si persevero y oro con las debidas disposiciones, estoy convencida de que mi Salvador me hará la pregunta maravillosa: ¿Qué quieres que haga por tí? Desde ahora le respondo: ¡Señor, que te vea! Que te vea a Ti, al Padre y al Espíritu Divino como Huéspedes adorables, que te vea cuando tomo la Palabra, me acerco a la Divina Eucaristía, debo obedecer, me sucede ésto o aquello. En fin, no ambiciono nada más; esa será entonces mi súplica constante: ¡Señor, que yo vea!
Madrecita, apoya mi sencilla oración. (A.E.C.)