Lectio Divina

ECO

“Y el numeroso auditorio le oía con gusto”. Marcos 12, 35-37

MEDITACIÓN

Hoy pido al Señor no ya el privilegio de leer con gusto su Palabra, sino de vivirla. El Santo Evangelio me revela su pensamiento pero para vivirlo necesito su auxilio. Eso fue lo que hicieron los santos; por tanto, saber lo que quiere Jesús y no vivirlo es incoherencia y puedo caer en ella muy fácilmente.

Cada Palabra salida de la boca de Jesús me marca la ruta, me pone en el camino que es Él Mismo. Pero soy muy frágil, debo ir de la Mano de mi Madre querida, la siempre Virgen María; también está conmigo mi ángel custodio. Me falta invocarlo, tenerlo más presente. Me pregunto: ¿hasta qué punto oigo con gusto las Palabras de Jesús mi único Maestro? No solamente debo leer con suma dedicación el Santo Evangelio sino hacerlo vida. Si una enamorada lee con gusto y aún relee las palabras que le dirige la persona a quien ama, yo no me puedo conformar con el Evangelio del día; todo el texto sagrado, debe apasionarme.

ORACIÓN

Madre, alcánzame la gracia de recibir y de vivir cada Palabra salida de su Boca Santísima. (A.E.C.)

Lecturas del día

Viernes 9a Semana del Tiempo Ordinario