La última cena, película LA PASIÓN.
Imagen tomada de Internet.
“Tomó Jesús el pan y lo bendijo, lo partió y se los dio diciendo: Tomad, este es mi Cuerpo. Y cogiendo el cáliz, dando gracias, se lo alargó y bebieron todos de él. Y al dárselo les dijo: Esta es mi Sangre…” Marcos 14, 12-16; 22-26
Estoy ante el Misterio Sagrado de la Divina Eucaristía. Sólo a un Dios Amor se le puede ocurrir realizar este Misterio de Amor. Dio la Vida para salvarnos y nos dejó la Divina Eucaristía para que lo comiéramos y nos alimentáramos de Él mismo. Solamente alcanzo a callar, a amar, a agradecer y sumergir estos actos tan limitados en el Amor infinito de mi Salvador. ¡Se nos dejó…! ¡Y pensar que la gran mayoría de los cristianos pasan la vida de espaldas a este Misterio de Amor!
Me repito a mi misma: Él, mi Dios y mi Salvador se me da todo entero a mi, su creatura frágil e imperfecta, incapaz de corresponderle como debiera… En un silencio pleno de amor, imperfecto, de adoración, me rindo ante Él, le amo, le agradezco su Don total, su Bondad y Ternura silenciosos pero infinitos como todo lo Suyo.
¡Amén, amén! (A.E.C.)