Jesús calma la tormenta.
Imagen tomada de Internet.
“Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron”. Marcos 4, 35-41
Es innegable decir que Nuestra Familia Religiosa ha estado azotada por un fuerte huracán y las olas han roto contra nuestra pequeña barca hasta casi llenarla… Una vez más confieso que hemos experimentado miedo y angustia… Hasta hemos gritado al Señor pidiendo su auxilio y misericordia para no perecer.
Pero Él, como buen Amigo, Maestro, Hermano y Pastor, ha permanecido todo el tiempo con nosotros… Aunque duerma, no se ha ido ni un instante. Es más, dice Santa Teresita que si duerme en esa barquita es porque está cansado (Carta de Sta. Teresita del Niño Jesús a su Hna. Celina) y nosotras en lugar de despertarle, queremos que descanse su cabecita sobre nuestro pobre pero enamorado corazón.
Amado mío: Descansa sobre la almohada de nuestro corazón que nosotras velaremos por Ti confiadas en que Tu Amor, que permanece siempre fiel, no nos dejará perecer. Amén. (V.A.S.)