San Eusebio de Vercelli, obispo; San Pedro Julián Eymard, presbítero
2 agosto, 2021
San Juan María Vianney, presbítero
4 agosto, 2021

Martes 18a Semana del Tiempo Ordinario

Números 12, 1-13

1 María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la mujer kusita que había tomado por esposa: por haberse casado con una kusita. 2 Decían: «¿Es que Yahveh no ha hablado más que con Moisés? ¿No ha hablado también con nosotros?» Y Yahveh lo oyó. 3 Moisés era un hombre muy humilde, más que hombre alguno sobre la haz de la tierra. 4 De improviso, Yahveh dijo a Moisés, a Aarón y a María: «Salid los tres a la Tienda del Encuentro.» Y salieron los tres. 5 Bajó Yahveh en la columna de Nube y se quedó a la puerta de la Tienda. Llamó a Aarón y a María y se adelantaron los dos. 6 Dijo Yahveh: «Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta, en visión me revelo a él, y hablo con él en sueños. 7 No así con mi siervo Moisés: él es de toda confianza en mi casa; 8 boca a boca hablo con él, abiertamente y no enigmas, y contempla la imagen de Yahveh. ¿Por qué, pues, habéis osado hablar contra mi siervo Moisés?» 9 Y se encendió la ira de Yahveh contra ellos. Cuando se marchó, 10 y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que estaba leprosa. 11 Y dijo Aarón a Moisés: «Perdón, Señor mío, no cargues sobre nosotros el pecado que neciamente hemos cometido. 12 Por favor, que no sea ella como quien nace muerto del seno de su madre, con la carne medio consumida.» 13 Moisés clamó a Yahveh diciendo: «Oh Dios, cúrala, por favor.»

 

Salmo 51, 3-4; 5-6; 12-13

3 Tenme piedad, oh Dios, según tu amor, por tu inmensa ternura borra mi delito, 4 lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame.

5 Pues mi delito yo lo reconozco, mi pecado sin cesar está ante mí; 6 contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí. Por que aparezca tu justicia cuando hablas y tu victoria cuando juzgas.

12 Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva; 13 no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu.

 

Mateo 14, 22-36

22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. 23 Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. 24 La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. 25 Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. 26 Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. 27 Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no temáis.» 28 Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.» 29 «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. 30 Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» 31 Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» 32 Subieron a la barca y amainó el viento. 33 Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.» 34 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. 35 Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. 36 Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados.