Martes III Semana de Pascua
20 abril, 2021
Jueves III Semana de Pascua
22 abril, 2021

Miércoles III Semana de Pascua

Hechos 8, 1-8

1 Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. 2 Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. 3 Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel. 4 Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Buena Nueva de la Palabra. 5 Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo. 6 La gente escuchaba con atención y con un mismo espíritu lo que decía Felipe, porque le oían y veían las señales que realizaba; 7 pues de muchos posesos salían los espíritus inmundos dando grandes voces, y muchos paralíticos y cojos quedaron curados. 8 Y hubo una gran alegría en aquella ciudad.

 

Salmo 66, 1-7

1 Del maestro de coro. Cántico. Salmo. Aclamad a Dios, la tierra toda, 2 salmodiad a la gloria de su nombre, rendidle el honor de su alabanza, 3 decid a Dios: ¡Qué terribles tus obras! Por la grandeza de tu fuerza, tus enemigos vienen a adularte.

4 Toda la tierra se postra ante ti, y salmodia para ti, a tu nombre salmodia. 5 Venid y ved las obras de Dios, temible en sus gestas por los hijos de Adán.

6 Él convirtió el mar en tierra firme, el río fue cruzado a pie. Allí, nuestra alegría en él, 7 que por su poder domina para siempre. Sus ojos vigilan las naciones, no se alcen los rebeldes contra él.

 

Juan 6, 35-40

35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. 36 Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. 37 Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; 38 porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39 Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. 40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»