San Eusebio de Vercelli, obispo; San Pedro Julián Eymard, presbítero
2 agosto, 2018
San Juan María Vianney, presbítero
4 agosto, 2018

Misa Votiva del Sagrado Corazón de Jesús

Jeremías 26, 1-9

1 Al principio del reinado de Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá, fue dirigida a Jeremías esta palabra de Yahveh: 2 Así dice Yahveh: Párate en el patio de la Casa de Yahveh y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen a adorar en la Casa de Yahveh, todas las palabras que yo te he mandado hablarles, sin omitir ninguna. 3 Puede que oigan y se torne cada cual de su mal camino, y yo me arrepentiría del mal que estoy pensando hacerles por la maldad de sus obras. 4 Les dirás, pues: «Así dice Yahveh: Si no me oís para andar según mi Ley que os propuse, 5 oyendo las palabras de mis siervos los profetas que yo os envío asiduamente (pero no habéis hecho caso), 6 entonces haré con esta Casa como con Silo, y esta ciudad entregaré a la maldición de todas las gentes de la tierra.» 7 Oyeron los sacerdotes y profetas y todo el pueblo a Jeremías decir estas palabras en la Casa de Yahveh, 8 y luego que hubo acabado Jeremías de hablar todo lo que le había ordenado Yahveh que hablase a todo el pueblo, le prendieron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo diciendo: «¡Vas a morir! 9 ¿Por qué has profetizado en nombre de Yahveh, diciendo: “Como Silo quedará esta Casa, y esta ciudad será arrasada, sin quedar habitante”?» Y se juntó todo el pueblo en torno a Jeremías en la Casa de Yahveh.

 

Salmo 69, 5; 8-10; 14

5 Son más que los cabellos de mi cabeza los que sin causa me odian; más duros que mis huesos los que me hostigan sin razón. (¿Lo que yo no he robado tengo que devolver?)

8 Pues por ti sufro el insulto, y la vergüenza cubre mi semblante; 9 para mis hermanos soy un extranjero, un desconocido para los hijos de mi madre; 10 pues me devora el celo de tu casa, y caen sobre mí los insultos de los que te insultan.

14 Mas mi oración hacia ti, Yahveh, en el tiempo propicio: por tu gran amor, oh Dios, respóndeme, por la verdad de tu salvación.

 

Mateo 13, 54-58

54 Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? 55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 56 Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» 57 Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.» 58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.