3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; 4 por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor; 5 eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado.
11 A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, 12 para ser nosotros alabanza de su gloria, los que ya antes esperábamos en Cristo.
1 ¡Aleluya! ¡Alabad, servidores de Yahveh, alabad el nombre de Yahveh! 2 ¡Bendito sea el nombre de Yahveh, desde ahora y por siempre!
3 ¡De la salida del sol hasta su ocaso, sea loado el nombre de Yahveh! 4 ¡Excelso sobre todas las naciones Yahveh, por encima de los cielos su gloria!
5 ¿Quién como Yahveh, nuestro Dios, que se sienta en las alturas, 6 y se abaja para ver los cielos y la tierra?
7 El levanta del polvo al desvalido, del estiércol hace subir al pobre, 8 para sentarle con los príncipes, con los príncipes de su pueblo.
27 Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» 28 Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.