“Protégeme Dios mío, que me refugio en Tí. Yo digo al Señor: Tú eres mi Dios… Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha no vacilaré.” Salmo 16 (15)
Es el momento de acudir a nuestro Dios con la Patria entera. Siempre debemos hacerlo pero hoy las circunstancias nos lanzan a sus Pies llenos de fe, confianza y amor. Y no solamente a sus Pies, también a su Corazón Amantísimo. No ignoro que el enemigo de Dios quiere tomar su parte. Hace unos momentos, a través de la ventana que tengo delante de mí, se paró frente a nosotras un pájaro grande. Confieso que es la primera vez que me siento mirada de esa manera. Sus ojos oscuros del tamaño de un fríjol pequeño nos miraron como desafiantes y fijamente. Confieso que no percibí ni belleza ni algo apacible. La hermana que me acompaña tuvo la misma impresión. No me gusta la forma como esos animales alejan a los pequeños de la tablita donde les dejamos alimento. Tampoco quiero que potencias del mal quieran hacerle daño a nuestra Patria ya tan herida.
Líbranos Señor de todo lo que no es tuyo por la intercesión de tu Madre Santísima. Gracias porque sé que lo harás. (A.E.C.)