“Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto…” Mateo 6, 1-6; 16-18
¡Entrar en mi interior, cerrar la puerta de mis sentidos, memoria, entendimiento, imaginación y quedarme con el Dios que me habita en relación de amistad por estar en estado de gracia! Eso es vivir en plenitud. Esa intimidad con el Señor no me deja desestabilizar a pesar de cualquier circunstancia negativa. Me identifico con la definición magistral de la Doctora de Ávila: “Orar es tratar de amistad, estando muchos ratos a solas hablando de amores con Aquél que sabemos nos ama.” El ruido, las preocupaciones, el ir y venir, los medios de comunicación, el trabajo mal regulado, puede impedirme ese trato inigualable con el Dios del Amor, la Bondad y la Misericordia. Y si no tengo palabras simplemente me rindo ante Él, le adoro y le doy mi vida entera.
Madrecita, ora conmigo. (A.E.C.)