“No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la Voluntad de mi Padre que está en los Cielos.” Mateo 7, 21-29
Hablando con una joven me decía: “Yo soy buena”. Pensé entonces: sí, se compadece del sufrimiento de aquél a quien ama, no le guarda rencor por sus rechazos, humillaciones, desprecios y abandono. Sin embargo, hace caso omiso de lo que nos pide nuestro Dios. Parece ignorar los mandamientos, obra de acuerdo a sus caprichos, no se cuida de obrar conforme a la Ley divina, da rienda suelta a sus pasiones, también a su lengua. Cuando la escuchaba pensaba: Nuestro Señor espera que llegue a Él, murió por ella, está dispuesto a perdonarla y a derramar sobre ella su Misericordia infinita pero debe volverse a Él sinceramente, pedirle perdón de haberlo ignorado y ofendido. Además es preciso que busque el Sacramento de la Reconciliación y que viva conforme a la Ley de Dios. Así será feliz al dejar de obrar conforme a su voluntad equivocada y decidirse por la Voluntad de Nuestro Padre Dios.
Madre, ayúdanos a llegar al Cielo. (A.E.C.)