“Al ver a las muchedumbres se compadecía de ellos, porque estaban extenuados y abandonados como ovejas que no tienen pastor.” Mateo 9, 32-38
Cuando Nuestro Señor mira hoy las multitudes del mundo entero sí que las ve “extenuadas y abandonadas como ovejas sin pastor.” Muchísimas no los tienen, otras los rechazan, persiguen o ignoran. Y no faltan los pastores que no alcanzan la talla de tales. Yo misma participo de esta responsabilidad. Debo orar por vocaciones y para que los llamados respondan generosamente y tengan una formación recta, excelente en contenidos y orientación. Hay muchas ovejas lejos del Rebaño del Único Pastor. Yo tengo que ayudarles en la medida de mis posibilidades a entrar en su aprisco y bajo sus cuidados. Hoy estuve con dos personas que no han estado pastoreadas por Jesús pero anhelan sentirse bien. Oro por ellas para que lleguen a ser suyas.
Ruega Madre por las ovejas descarriadas. (A.E.C.)