“El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, el campo es el mundo, la buena semilla son los ciudadanos del Reino, las cizañas son los partidarios del maligno, el enemigo que la siembra es el Maligno.” Mateo 13, 36-43
Doy gracias a Dios porque me considero buena semilla sembrada en el mundo por el Mismo Nuestro Señor. Conmigo hay muchas otras semillas buenas. Hoy oro por las malas, por los que se dejan llevar por el enemigo de Dios y hacen mucho mal. Pero es mejor poner todo el énfasis en lo que Dios puede hacer cuando nos dejamos cambiar por Él. Los santos no lo fueron al nacer pero correspondieron a las gracias divinas, se dejaron trabajar por el Espíritu Santo. Un Ignacio de Loyola cambió de vida, de amor, de costumbres, de pensamiento y corazón y hasta de ropaje de caballero, primero por harapos y después por su sotana humilde. Y su obra creció y se multiplicó por el mundo entero.
Jesús, que la Compañía tuya sea lo que le inspiraste a su Fundador. (A.E.C.)