“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reces cebadas y todo está a punto. Venid a la boda.” Mateo 22, 1-14
El Banquete del que habla Nuestro Señor no es solamente la Vida Eterna sino también todas las gracias, todos los Sacramentos, todos los dones de la Ley Nueva y sobre todo, el augusto don del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, su Palabra y la Voluntad del Padre. Quiero, con toda mi alma, participar en este Banquete al que he sido invitada y presentarme dignamente. Para ello cuento con la intercesión de mi Madre y Señora.
Virgen Santísima, ayúdame. (A.E.C.)