“Por tanto velen, porque no saben el día ni la hora.” Mateo 25, 1-13
¿Qué es velar? No dejar pasar la vida en lo ordinario de cada día sin levantar el corazón y las potencias hacia el Señor. Velar, es saber que un día daré cuentas de todos mis actos ante el Santo de los santos. Velar, es estar alerta espiritualmente para no dejar que me ataquen los enemigos del alma. Es decir, debo huír de lo que venga del mundo, del demonio y de la carne. Así mismo, debo despreciar lo que Jesús despreció: el tener, el poder y el placer. Él nació y vivió pobre, fué Manso y Humilde de Corazón, nos mandó aceptar los últimos puestos y fué azotado y elevado en una Cruz por nuestros pecados. En ese velar que nos enseña nuestro Único Maestro está también incluída la oración fervorosa, la intimidad creciente con el Dios que tanto nos ama, la recepción de los Santos Sacramentos y en fin, la práctica de todo lo que le agrada.
Dios mío, yo no puedo, Tú si puedes, me abandono en Ti. (A.E.C.)