“Si no hago las obras de mi Padre, no me crean, pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que comprendan y sepan que el Padre está en mí y yo en el Padre.” Juan 10, 31-42
En este eco encuentro dos ideas que me conmueven: la incredulidad de quienes le rechazan no obstante ver sus obras de poder y su unidad total con el Padre. Nuestro Señor también hoy, sigue reclamándonos nuestra falta de fe. Sabemos Quien es, conocemos su permanencia entre nosotros en la Divina Eucaristía y seguimos viviendo como si no estuviese entre nosotros. Además, Él está en el Padre y el Padre en Él en perfectísima unidad con el Espíritu Santo pero nuestras actitudes revelan indiferencia y frialdad casi absolutas. Jesús nos sigue reclamando porque no tenemos una fe viva que se traduzca en obras.
Madre intercede por nosotros para que creamos de verdad y aceptemos con gozo el Misterio total de tu Hijo y Nuestro Salvador. (A.E.C.)