“Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.” Lucas 6, 20-26
¿Quién es el pobre? Aquél que tiene poquísimo y no puede adquirir lo que le hace falta para él y para los suyos. Debe trabajar esforzadamente para lograr la subsistencia y por lo general, recibe poco reconocimiento a las labores que ejecuta.
Pobre, en sentido evangélico, es el que: no se apega a las riquezas, comparte lo que tiene y le basta con poseer la amistad divina. Por lo anterior, vive feliz, las cosas de la tierra no lo atrapan y mira a Belén, Nazareth y el Calvario como a sus puntos de referencia.
Quiero ser coherente con mi voto perpetuo de pobreza y despojarme, por amor a Jesucristo, a Quien sigo, de todo afecto desordenado, a sentirme dueña de ésto o aquello y a buscar comodidades y satisfacciones vanas y superfluas.
¡Amén! (A.E.C.)