“… vino el Hijo del Hombre que come y bebe y dicen: “Miren qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores.” Lucas 7, 31- 35
Debo pensar bien de todos. Eso no significa que confunda el bien con el mal sino que no puedo emitir juicios ligeros sin piso suficiente sobre las personas. Nuestro Señor nos dijo: “no juzguen y no serán juzgados.” Y además: “con la vara con que midieren serán medidos.” Tengo muchísimo que aprender de mi Maestro. Él, ante debilidades, errores y pecados, ejerció su infinita Misericordia y Amor compasivo. A Pedro no lo rechazó después de la negación, a los Apóstoles que lo abandonaron en su Pasión no les reclamó, a nosotros nos tiene Misericordia y “no nos trata como merecen nuestros pecados” Cfr. Salmo 103.
Danos Señor la gracia de pensar bien, hablar bien y obrar bien con nuestros hermanos. ¡Amén! (A.E.C.)