“Y al que les dé a beber un vaso de agua porque son de Cristo, en verdad les digo que no se quedará sin recompensa.” Marcos 9, 38-43; 45; 47-48
Al pensar y al escribir este eco, desfilan por mi memoria y corazón todas aquellos amigos y hermanos que a lo largo de los años han extendido su mano y han anclado su corazón en esta Obra de la Santísima Virgen. Ellos, en muchísima parte, han permitido que el Ave María, sea manantial de vida eterna para miles y miles de hermanos y fuente de sanación integral para infinidad de personas afligidas en uno u otro sentido. Pido y pedimos para todos ellos el cumplimiento de la promesa del Señor. Que Él les regale una fuerte experiencia de su Ser íntimo y de su Amor y una vida plena y ayuda manifiesta en todos los sentidos. Cada vez que alguien nos comparte algo, oramos con esa persona con las Palabras de Jesús. Agradezco al Señor porque nos ha escuchado.
Madre, bendecirlos a todos como sabes hacerlo. (A.E.C.)