“Job respondió al Señor: He hablado a la ligera, ¿qué responderé al Señor?” Job 38, 1; 12-21. 40, 3-5
En este capítulo 38 del libro de Job, hay un diálogo profundo entre el Señor y este justo. Dios le hace entender en forma bellísima y poética que Él es el Dueño y Señor de cuanto existe. Quiere que él ocupe su puesto de creatura y se someta a la situación aterradora en la que el demonio obtuvo permiso de colocarle. En contraste, fijo mi mirada interior en mi Salvador sufriente que describe Isaías en el capítulo 53. Va como oveja al matadero y no abre la boca ante quien la trasquila. Varón de dolores ante quien se vuelve el rostro, no tiene gracia ni hermosura. En fin, estoy ante el Misterio del dolor divino y humano de Jesús y el nuestro y veo el segundo muy pequeño pero con valor redentor si tomo ante él una actitud de amorosa y aún alegre aceptación redentora.
¡Amén! Madrecita ayúdanos. (A.E.C.)