“Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos.” Marcos 10, 2-16
Para dejar que los niños se acerquen a Jesús primero tienen que tener padres abiertos a la vida y a la Voluntad Divina que los dejen “ser”. Y claro, los que ya fueron concebidos tienen que terminar felizmente su gestación natural para luego nacer a la vida de la gracia por el Santo Bautismo. Y por supuesto, desde la cuna o mejor desde la vida de sus papás y luego desde bebecitos, deben respirar una atmósfera cristiana impregnada de bien, de bondad, de amor, de paz y de verdad. Lo que acabo de expresar es una utopía para parejas inmersas en la superficialidad, el abandono de Dios y los valores humanos y cristianos. Sin embargo, quienes no han nacido y los que ya lo hicieron tienen sus derechos sagrados que no pueden ser usurpados.
María Madre Nuestra, intercede por esta humanidad ciega y mas cruel que las fieras. (A.E.C.)