“Al que mucho se le dió, mucho se le exigirá: al que mucho se le confió, más se le exigirá.” Lucas 12, 39-48
Dar, confiar, exigir… Me detengo en estos tres verbos. Es muchísimo lo que he recibido; la generosidad del Señor para conmigo, más que inmensa, ha sido desbordada. He sido objeto de su Bondad infinita: me ha permitido conocerle, amarle, servirle. Hoy le agradezco de nuevo el don de la fe, de la esperanza y del amor. Sí, mi Dios me ha rodeado, nos ha rodeado de ternura desde el don de la vida, el aire que respiramos, la belleza que nos admira, el conocimiento, las oportunidades, la bondad y el cariño que se nos regala y en fin, todo lo que se nos brinda a cada instante. No quiero olvidar el regalo del dolor que me ha acercado al de mis hermanos, la sensibilidad y la alegría y en fin, el saberme suya y el permitirme poseerle. ¿Y qué digo de mi Madre, universo de Bondad, de Santidad y de Ternura?
Señor también se me ha confiado muchísimo y a muchísimos, suple lo que me falta, súplelo por mí. (A.E.C.)