“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Lucas 21, 20-28
Nuestro Señor Jesucristo es la Palabra Eterna del Padre, se llamó a Sí mismo la Verdad y por lo tanto, debemos escuchar en el corazón cada Palabra que sale de su boca. En Marcos 2,2 leemos: “… y Él les anunciaba la Palabra de Dios.” En Juan 7, 17, leemos: “el que quiera cumplir su Voluntad, verá si mi doctrina es de Dios o hablo por mi propia cuenta.” Y en el mismo Juan 3, 34: “aquél a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios que le da el Espíritu sin medida.” También nos dice nuestro Maestro: “… lo que el Padre me ha enseñado eso es lo que yo hablo.” (Cfr. Juan 8,38). En la oración sacerdotal Juan 17, 14 Jesús afirma: “Yo les he dado tu Palabra…”
También nosotros debemos anunciar con firmeza la Palabra de Dios a imitación de nuestros hermanos de la Iglesia primitiva (Cfr. Hechos 4, 31)
Madre querida, ayúdanos a recibir en nuestro corazón toda palabra salida de la boca de tu Hijo amadísimo. (A.E.C.)