“Luego dijo al discípulo: ahí tienes a tu madre.” Juan 18 – 19
Definitivamente quiero vivir estos días santos desde el corazón de la Santísima Virgen María. Nadie como Ella comprendió los Misterios de Nuestra Redención. Ninguna otra creatura amó a Jesús como Ella. Por eso vivió cada paso de su Martirio con entera conciencia, generosidad y aceptación de la Voluntad del Padre.
Quiero acompañarla en los injustos tribunales. Junto a Ella quiero escuchar los latigazos que destrozaron el Cuerpo Santísimo de mi Salvador.
A su lado quiero presenciar la forma inhumana como lo trataron por el camino hacia el Calvario y su crucifixión y muerte allí en el Gólgota. No puedo permanecer pasiva ante la entrega sin límites de Nuestro Señor y Salvador.
Madre querida, tenme junto a Tí. Intercede por todos(as) nosotros(as). (A.E.C.)