“Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia.” Juan 1, 1-18
En realidad todo lo hemos recibido. En el orden natural el ser, las cualidades, los bienes, todo. Y en el orden sobrenatural, toda gracia nos viene por Nuestro Señor Jesucristo. En Él somos hijos por adopción; por sus méritos podemos llamar a Dios Padre y en realidad lo somos. (Cfr. Gálatas 3, 26) No tenemos ningún mérito propio. Por eso leemos en San Pablo: ¿Qué tienes que no hallas recibido? Con razón la humildad se define como la verdad. La más humilde de las creaturas, Nuestra Madre querida, nos dejó su cántico de alabanza y gratitud en el que reconoce su pequeñez y cuanto el Señor ha hecho por Ella. Necesito ahondar en los sentimientos y en el conocimiento creatural de mi Madre querida para reconocerme como lo que soy y no arrebatarle gloria a mi Dios Uno y Trino.
Proclama mi alma la Grandeza del Señor porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. (A.E.C.)