“Tras de mí viene un Hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo.” Juan 1, 29-34
Ese Hombre de Quien habla Juan el Bautista es la Palabra hecha Carne, es el Verbo Eterno, es el Hijo de Dios Padre enviado por Él para salvarnos del pecado en el que estábamos sumidos por la desobediencia de nuestros primero padres.
Pero, ¿por qué tanta dignación? ¿Por qué el Predilecto del Altísimo se reviste de nuestra naturaleza humana sin dejar la divina? El discípulo amado nos lo aclara con una sola frase inspirada y magistral: “Dios es Amor.” Por tanto, su Ternura es Infinita y podemos decirle: “Abbá, Papá, Papacito.”
Madre, intercede por nosotros para que nos sumerjamos en la Ternura de Dios Padre. (A.E.C.)