“Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.”” Lucas 3, 15-16; 21-22
Bautismo de Jesús / Imagen tomada de Radio María
Desde toda la eternidad el Padre se conoce a Sí Mismo. Y ese conocimiento engendra la Persona de su Verbo. Por eso decimos que el Verbo procede del Padre por vía de Entendimiento. Este Misterio de la generación eterna del Hijo supera toda capacidad de comprensión humana pero lo adoro desde mi pequeñez. El Apóstol San Juan me ayuda a vislumbrar el infinito Amor del Dios Uno y Trino hacia nosotros los hombres (Cfr. 1ra Juan 4,8). Por su Ternura incontenible tomó nuestra naturaleza humana y se dejó inmolar en su alma y en su Cuerpo Santísimo. Nuestro Dios no quiso que perdiéramos la dicha eterna y por eso Jesús, Nuestro Señor y Salvador es el protagonista del capítulo 51 de Isaías. El anonadamiento del Dios hecho Hombre supera totalmente nuestra capacidad de comprensión; ¡El amado del Padre inmolado por nosotros! Solamente todo un Dios y su Infinito amor pudieron concebir y realizar el Sacrificio del Unigénito.
Dios mío, yo creo adoro y os amo y os pido perdón por los que no creen, no adoran y no os aman.
Madre, ayúdame a creer y adorar. ¡Amén! (A.E.C.)