Madre Alicia Echeverri en su Primera Comunión
“Doy gracias al Señor de todo corazón en compañía de los rectos en la asamblea.” Salmo 111
Mi actitud habitual y permanente debe ser de profunda gratitud. Me apropio la siguiente pregunta de la Palabra divina: ¿Qué tienes que no hayas recibido? Fuí sacada de la nada, del no ser al ser. El Señor me infundió un alma inmortal y muy recién nacida tuve la dicha de empezar a ser hija de Dios por el Bautismo. Antes de los seis años recibí a Jesús Eucaristía y los principios religiosos en los que, por bondad divina, me he anclado felizmente. He estado rodeada de bendiciones, afecto y oportunidades. He conocido el sufrimiento pero él mismo me ha hecho fijar los ojos en el Señor, supremo bien de mi existencia. No acabo de conocer mi profunda fragilidad y miseria pero también lo amada que he sido por Dios Uno y Trino y por mi Madre querida.
¡Gloria y alabanza a Tí, oh mi Dios! (A.E.C.)