“Los otros son los que reciben la Palabra en tierra buena, la escuchan, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno”. Marcos 4, 1-20
Pido al Señor la gracia de recibir su Palabra y de no dejar que su enemigo me la arrebate. Quiero recibirla no solamente con alegría sino con perseverancia para no sucumbir ante las dificultades. También necesito implorar su gracia para que el quehacer de cada día no asfixie en mí el fruto de cuanto recibo cada día en la Palabra, en los Sacramentos, por las lecturas, consejos y circunstancias de la vida. En fin, no quiero dejar pasar la vida sin ahondar y vivir lo que recibo en la Sagrada Escritura. Ella debe informar mis pensamientos y actos. Un solo versículo vivido bajo la acción poderosa del Espíritu, bastaría para dar sentido pleno a mi vida y para responder generosamente al Señor.
Madre, intercede por mí y por todos nosotros para que recibamos cuanto el Señor nos dice en tierra buena y demos fruto abundante y agradable a sus ojos. (A.E.C.)