Palabra meditada
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Palabra meditada
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Palabra meditada

ECO

“… le presentaron a un ciego y le suplicaron que le tocase y Él lo cogió de la mano, lo sacó fuera de la aldea, le echó saliva en los ojos, le puso las manos y le preguntó si veía”. Marcos 8, 22-26

MEDITACIÓN

Me abisma la cercanía de Jesús con este ciego. La sola enumeración de los verbos me presenta a mi Dios hecho Hombre por el Amor más grande entregado a todos los que lo necesitamos e imploramos su ayuda. En este caso, Nuestro Señor escuchó la intercesión de quienes lo conocían.

Repaso los verbos o expresiones que describen lo que hizo mi Salvador: lo cogió, lo sacó, le echó saliva, le puso las manos, le preguntó. No me canso de repetirme: ¡Cogió, sacó, echó, puso, preguntó! Así es mi Señor y mi Dios y Hombre verdadero. Ahora no veo su Humanidad Santísima. Pero por el inefable doble regalo de su Presencia Eucarística y del don de mi fe, yo también lo tengo Vivo y real en este Divino Sacramento. Desde él: me conoce, me ama, me regala su Amor, su ternura, su predilección, cuida de mi, me colma de bienes, me enseña, me reprende, me perdona, me anima, me hace feliz.

ORACIÓN

“Proclama mi alma la grandeza del Señor”. (A.E.C.)