“… ni como ese publicano.” Lucas 18, 9-14
El fariseo y el publicano / Imagen tomada de Internet
Hoy pido perdón al Señor por todas las veces en las cuales me he creído mejor que otras personas por el género de vida que llevo. Sé que si ellas hubiesen recibido lo que yo he tenido sobreabundantemente, serían verdaderamente santas. El Evangelio de hoy es una voz de alerta para mí. Si siempre he rechazado la crítica hoy extiendo ese rechazo a lo más secreto de mis pensamientos y sentimientos. Todos para mí deben ser objeto de la Misericordia divina y candidatos al cielo por los méritos de la Pasión y Muerte de Nuestro Redentor.
Ten piedad de mí Señor, por todos mis pensamientos y actitudes soberbias. Madre, Tú, la más humilde de las creaturas, ruega por mí. (A.E.C.)