Palabra meditada

ECO

“EL Espíritu Santo vendrá sobre Tí y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.” Lucas 1, 27-38

MEDITACIÓN

En este mundo en el que muchos se familiarizan con el pecado y aún con las profanaciones más espantosas, necesito acercarme a mi Madre Inmaculada y allí, junto a Ella, revivir la realización del Misterio anunciado por Isaías en el capítulo 7: “Miren: la virgen está en cinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel que significa Dios con nosotros.” El Santo de los Santos, el Hijo del Altísimo, toma nuestra naturaleza herida atrozmente por la desobediencia a su Creador y pone su tienda entre nosotros. Se hace como uno de nosotros semejante en todo a nosotros menos en el pecado (Cfr. Fil. 2, 6-8) Ese es el Misterio sublime que la Iglesia celebra hoy. La Encarnación del Verbo Eterno de Dios vino después del Sí más trascendental y feliz de nuestra historia humana.

ORACIÓN

Gracias Madre porque por Tí tenemos al Emmanuel y con Él nuestra Salvación eterna. (A.E.C.)