María enjuga los pies de Jesús / Imagen tomada de Internet
“Y María, tomó una libra de ungüento de nardo puro, y de gran precio, lo derramó sobre los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y se llenó la casa de la fragancia del perfume.” Juan 12, 1-11
María ama y da sin medida. Lo gasta todo, no le importan ni el precio del perfume ni el qué dirán. Cree en Jesús y quiere manifestarle sus sentimientos más profundos. Su gesto y su actuación rápida y decidida son fruto de su fe y de su amor; su generosidad no tiene medida.
Debo preguntarme: ¿Cómo son mi fe, mi amor, mi donación totales? ¿Me mido o lo doy todo sin vacilaciones ni tardanzas? ¿Qué me falta por entregar? ¿Se difunde en la Iglesia y en mi entorno la fragancia de Dios? No puedo reservarme nada, nada es nada; toda queja u omisión serán gotas que no perfumarán el Cuerpo Místico del Señor.
Madre, tu sabes lo que me falta. Ayúdame por favor. (A.E.C.)