“Créanme: “Yo estoy en el Padre y el Padre en mí.”” Juan 14, 7-14
Quiero, bajo la acción del Espíritu Santo, creerle a Jesús, mi Señor y Redentor. Anhelo profundamente el firme convencimiento, en fe, de que lo que leo en su Evangelio es una verdad absoluta. Ésta sobrepasa mi pequeña razón y escapa a mis sentidos externos, pero la proclama mi alma y colma mi vida de la más auténtica felicidad. Este eco parece una locura, un concepto irrealizable, una felicidad apenas soñada pero jamás actual. Pero no, hablo y vivo esta misteriosa y amabilísima verdad: cuando estoy ante Jesús Eucaristía, en Quién creo sin percepción sensorial, pero sí por el don inmenso de mi fe católica, estoy ante el Altísimo, ante mi Padre amadísimo que vive en Él, su Unigénito, su Muy Amado, su Predilecto a Quién debo escuchar porque es su Palabra Eterna.
ORACIÓN
Madre, acompáñame: ¡Proclama mi alma tu Grandeza Señor! (A.E.C.)