“Recuerda, Señor que tu Ternura y tu Misericordia son eternas; acuérdate de mi con tu Misericordia por tu Bondad.” Salmo 25 (24)
Soy objeto de la Ternura, la Misericordia y la Bondad Infinita de mi Dios. Es decir, me ama como soy, con mi miseria y a pesar de que no he correspondido generosamente a cuanto ha hecho por mí. Lo anterior no puede tranquilizarme sino animarme a corresponderle con ardor, gratitud y generosidad. No me basta con no ofenderle; si le amo debo hacer todo lo que me pide con prontitud amorosa ya que Él no ha escatimado nada por nuestro bien. Claro que el Señor se acuerda de mí, me perdona y colma de Él Mismo y de sus bienes. Esto es lo que debo contar incansablemente a quienes tengan contacto conmigo. No hay derecho a no ser delicados con Quien nos ama sin medida y aún a pesar de lo que somos.
Hoy exalto con mi Madre Santísima las Misericordias de Aquél que nos ha amado con el Amor mas grande pues ha dado la vida por nosotros como nadie lo ha hecho (Cfr. Juan 15, 13).
Proclama mi alma la Grandeza del Señor… (Lucas 1, 46) (A.E.C.)