Sábado Santo
16 abril, 2022
Lunes de la Octava de Pascua
18 abril, 2022

Domingo de Pascua

Primera lectura

Hechos 10, 34; 37-43

34 Entonces Pedro tomó la palabra y dijo: «Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas. 37 Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo; 38 cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él; 39 y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; a quien llegaron a matar colgándole de un madero; 40 a éste, Dios le resucitó al tercer día y le concedió la gracia de aparecerse, 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos. 42 Y nos mandó que predicásemos al Pueblo, y que diésemos testimonio de que él está constituido por Dios juez de vivos y muertos. 43 De éste todos los profetas dan testimonio de que todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados.»

 

Salmo

Salmo 118, 1-2; 15-17; 22-23

1 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor! 2 ¡Diga la casa de Israel: que es eterno su amor!

15 Clamor de júbilo y salvación, en las tiendas de los justos: «¡La diestra de Yahveh hace proezas, 16 excelsa la diestra de Yahveh, la diestra de Yahveh hace proezas!» 17 No, no he de morir, que viviré, y contaré las obras de Yahveh.

22 La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido; 23 esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos.

 

Segunda lectura


Colosenses 3, 1-4

1 Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. 4 Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos con él.

I Corintios 5, 6-8

6 ¡No es como para gloriaros! ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? 7 Puruficaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. 8 Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad.

 

Evangelio


Juan 20, 1-9

1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. 2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.» 3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. 6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, 7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, 9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Lucas 24, 1-12

1 El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. 2 Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, 3 y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. 5 Como ellas temiesen e inclinasen el rostro a tierra, les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? 6 No está aquí, ha resucitado. Recordad cómo os habló cuando estaba todavía en Galilea, diciendo: 7 “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite. “» 8 Y ellas recordaron sus palabras. 9 Regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. 10 Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas. 11 Pero todas estas palabras les parecían como desatinos y no les creían. 12 Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido.

Lucas 24, 13-35

13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, 14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; 16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. 17 Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. 18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» 19 Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, 23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. 24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.» 25 El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» 27 Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. 29 Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. 30 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. 32 Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» 35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.