Martes 16a Semana del Tiempo Ordinario
19 julio, 2022
San Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia
21 julio, 2022

San Apolinar, obispo y mártir

Primera Lectura

Jeremías 1, 1; 4-10

1 Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, de los sacerdotes de Anatot, en la tierra de Benjamín. 4 Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos: 5 Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de las naciones te constituí. 6 Yo dije: «¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.» 7 Y me dijo Yahveh: No digas: «Soy un muchacho», pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás. 8 No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte – oráculo de Yahveh -. 9 Entonces alargó Yahveh su mano y tocó mi boca. Y me dijo Yahveh: Mira que he puesto mis palabras en tu boca. 10 Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes y sobre los reinos para extirpar y destruir, para peder y derrocar, para reconstruir y plantar.

 

Salmo Responsorial

Salmo 71, 1-2; 3-4; 5-6; 15; 17

1 A ti, Yahveh, me acojo, ¡no sea confundido jamás! 2 ¡Por tu justicia sálvame, libérame! tiende hacia mí tu oído y sálvame!

3 ¡Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve, pues mi roca eres tú y mi fortaleza. 4 ¡Dios mío, líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso y del violento!

5 Pues tú eres mi esperanza, Señor, Yahveh, mi confianza desde mi juventud. 6 En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre; ¡en ti sin cesar mi alabanza!

15 Publicará mi boca tu justicia, todo el día tu salvación.

17 ¡Oh Dios, desde mi juventud me has instruido, y yo he anunciado hasta hoy tus maravillas!

 

Evangelio

Mateo 13, 1-9

1 Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. 2 Y se reunió tanta gente junto a Él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente quedaba en la ribera. 3 Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar. 4 Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. 5 Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; 6 pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. 7 Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. 8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. 9 El que tenga oídos, que oiga.»