San Calixto I, papa y mártir
14 octubre, 2021
Santa Eduviges, religiosa; Santa Margarita María Alacoque, virgen
16 octubre, 2021

Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia

Romanos 4, 1-8

1 ¿Qué diremos, pues, de Abraham, nuestro padre según la carne? 2 Si Abraham obtuvo la justicia por las obras, tiene de qué gloriarse, mas no delante de Dios. 3 En efecto, ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia. 4 Al que trabaja no se le cuenta el salario como favor sino como deuda; 5 en cambio, al que, sin trabajar, cree en aquel que justifica al impío, su fe se le reputa como justicia. 6 Como también David proclama bienaventurado al hombre a quien Dios imputa la justicia independientemente de las obras: 7 Bienaventurados aquellos cuyas maldades fueron perdonadas, y cubiertos sus pecados. 8 Dichoso el hombre a quien el Señor no imputa culpa alguna.

 

Salmo 32, 1-2; 5; 11

1 De David. Poema. ¡Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le queda cubierto su pecado! 2 Dichoso el hombre a quien Yahveh no le cuenta el delito, y en cuyo espíritu no hay fraude.

5 Mi pecado te reconocí, y no oculté mi culpa; dije: «Me confesaré a Yahveh de mis rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado.

11 ¡Alegraos en Yahveh, oh justos, exultad, gritad de gozo, todos los de recto corazón!

 

Lucas 12, 1-7

1 En esto, habiéndose reunido miles y miles de personas, hasta pisarse unos a otros, se puso a decir primeramente a sus discípulos: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. 2 Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse. 3 Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los terrados. 4 «Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. 5 Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése. 6 «¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. 7 Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos.