Feria
25 septiembre, 2020
XXVI Domingo Ordinario
27 septiembre, 2020

Santos Cosme y Damián, mártires

Eclesiastés 11, 9–12, 8

11 9 Alégrate, mozo, en tu juventud, ten buen humor en tus años mozos, Vete por donde te lleve el corazón y a gusto de tus ojos; pero a sabiendas de que por todo ello te emplazará Dios a juicio. 10 Aparta el mal humor de tu pecho y aleja el sufrimiento de tu carne, pero juventud y pelo negro, vanidad.

12 1 Acuérdate de tu Creador en tus días mozos, mientras no vengan los días malos, y se echen encima años en que dirás: «No me agradan»; 2 mientras no se nublen el sol y la luz, la luna y las estrellas, y retornen las nubles tras la lluvia; 3 cuando tiemblen los guardas de palacio y se doblen los guerreros, se paren las moledoras, por quedar pocas, se queden a oscuras las que miran por las ventanas, 4 y se cierren las puertas de la calle, ahogándose el son del molino; cundo uno se levante al canto del pájaro, y se enmudezcan todas las canciones. 5 También la altura da recelo, y hay sustos en el camino, florece el almendro, está grávida la langosta, y pierde su sabor la alcaparra; y es que el hombre se va a su eterna morada, y circulan por la calle los del duelo; 6 mientras no se quiebre la hebra de plata, se rompa la bolita de oro, se haga añicos el cántaro contra la fuente, se caiga la polea dentro del pozo, 7 vuelva el polvo a la tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio. 8 ¡Vanidad de vanidades! – dice Cohélet -: ¡todo vanidad!

 

Salmo 90, 3-6; 12-14; 17

3 Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: «¡Tornad, hijos de Adán!» 4 Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.

5 Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba que brota; 6 por la mañana brota y florece, por la tarde se amustia y se seca.

12 ¡Enseñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en nuestro corazón! 13 ¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo? Ten piedad de tus siervos.

14 Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos toda nuestra vida.

17 ¡La dulzura del Señor sea con nosotros! ¡Confirma tú la acción de nuestras manos!

 

Lucas 9, 43-45

43 Y todos quedaron atónitos ante la grandeza de Dios. Estando todos maravillados por todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos: 44 «Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.» 45 Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.